Dimensión genético-corporal
Cada ser humano posee 46 cromosomas (23
pares). Un par de estos “sexuales” son diferentes según el
sexo: el varón (44+XY) y la mujer (44+XX). Los cromosomas sexuales
determinan directamente el tipo de glándula genital (ovarios o testículos) y
además son portadores de los genes. El ovario produce la progesterona, mientras
que los testículos la testosterona.
Dimensión
psicológica
Sexualidad infantil
La concepción y la vida intrauterina:
Entra aquí el factor de “expectación” y de “acogida” de los padres.
La “experiencia”
del nacimiento es primordial en la vida de la persona.
El niño (a) la vive como
la expulsión brusca de un ambiente acogedor que lo sentía suyo, y el comienzo
de una autonomía para subsistir.
En los primeros meses de la vida del niño, se
desarrolla en él una vida sexual y emocional intensa, luego el niño descubre el
placer rítmico en la succión de la leche materna.
Esta etapa es de gran
importancia en la vida afectiva del niño. La ausencia de estos afectos
positivos puede ocasionar más adelante algunos desordenes en la autoestima
referidos a la alimentación como la anorexia y la bulimia.
Hasta los tres años
es de suma importancia las relaciones afectivas con los padres, la
identificación con sus progenitores.
Desde los cuatro años es importante el
periodo de socialización, en la etapa de la educación escolar.
Sexualidad
adolescente y juvenil: Los órganos sexuales adquieres su capacidad fisiológica
antes que el adolescente pueda alcanzar su madurez psíquica y social.
Se cuestiona toda autoridad de personas
e instituciones con sus normas y reglamentos. Las amistades con
individuos del mismo sexo se hacen fuertes, basadas en lo sentimental y
emocional. Inicio del
enamoramiento. Además de relaciones interpersonales más comprometidas.
Sexualidad adulta
La madurez adulta se
fundamenta en el equilibrio conjunto de la persona que exige una integración de
la fuerza sexual dentro de su proyecto de vida como persona y una vivencia
consciente del misterio de la sexualidad para que la asuma con madurez y responsabilidad.
Dimensión socio-cultural
La
sociedad y la cultura pueden fortalecer la sexualidad sanamente o
tergiversarla. Las formas culturales de la sexualidad pueden ser muy variadas,
y por tanto el comportamiento sexual está en relación con los múltiples
factores sociales, culturales y ambientales.
Dimensión del diálogo y comunión
Durante la infancia el niño ya
se encuentra con niños del otro sexo sin distinguir la diferencia entre ambos sexos. En la adolescencia
el descubrimiento del otro sexo se realiza en el plano vivencial o
emocional. En la juventud
se añade el encuentro con un “tú” personal. Ya no es sólo erotismo lo que
domina la relación; surge la necesidad de conocer, de descubrir el misterio de
la persona amada y de darle lo que ella espera. El enamoramiento puede dar paso
al noviazgo.
Dimensión espiritual y
religiosa
Casi todas las religiones han utilizado la relación
sexual como símbolo para expresar el encuentro y la relación del hombre con
Dios. Por ejemplo: En el Nuevo Testamento, Jesús se
presenta como el novio que viene (Mat 25); Pablo presentará a Cristo como el
esposo y a la iglesia como su esposa que servirá como fundamento y modelo para
los esposos cristianos.